Hace unas semanas, un
compañero comercial me decía “Últimamente mis visitas a los
recambistas son más productivas, ¡Incluso me atienden!” decía
ironizando respecto al hecho que la vorágine del día a día en una
tienda de recambios suele ser tan alta que los propietarios o
responsables de compras, no tienen tiempo de atender como quisieran a
sus visitas, es habitual llegar a un mostrador y que estén sonando
los teléfonos, repartidores entrando y saliendo, y mecánicos
esperando a ser atendidos…
Ante el comentario, en
lugar de alegrarme por él, me preocupé. ¿Qué había generalizado
esa “tranquilidad” en las tiendas? Sin duda hay una relajación
de los clientes, pero ¿por qué? Y lo que es más importante ¿Cuánto
durará?
Para verlo con
perspectiva hay que analizarlo desde un punto de vista MACRO. Los
recambistas dependen de los talleres, y estos de los propietarios de
los vehículos.
Como todos sabemos, el
sector del aftermarket es el polo opuesto a la venta de vehículo
nuevo; si el particular compra coche nuevo, no repara el viejo, y si
no lo repara no comemos; y viceversa, si se reparan los viejos,
movemos nuestros negocios, pero no se venden coches nuevos… Pero en
esta ocasión, la venta de vehículos nuevos se ha estabilizado,
incluso han descendido con respecto al año pasado… Entonces ¿Qué
está pasando?
Por un lado, está el
EFECTO DIÉSEL. Las políticas anticontaminación de Barcelona y
Madrid, y las que vendrán en todas las ciudades superiores a 50.000
habitantes, la posible subida de precio del diésel (en los nuevos
presupuestos se le quitarán las bonificaciones a este combustible),
y la demonización por parte de la clase política han provocado el
miedo a reparar de los usuarios. Con un ejemplo se verá más
claramente: El propietario de un coche diésel de 8 años, llamémosle
Paco, vive en una gran capital, pasa por los pelos la ITV (el
opacímetro le da unos valores altos) y ya le toca el embrague y la
distribución. Por su mente pasan dos opciones “¿Invierto en el
coche más de 1.500€ o me compro uno nuevo? El coche aún está
bien, pero ¿Y si invierto dinero en el coche y dentro de poco no
puedo entrar a las ciudades o me suben el gasoil y me interesa
comprarme un gasolina?”
Por otro, consecuencia
del anterior, DEVALUACIÓN a corto/medio plazo DE LOS VEHÍCULOS
DIESEL en el mercado de Segunda Mano. Paco también se plantea
cambiar de coche, pero igual como él, se lo están planteando mucha
más gente, vamos hacia una saturación del mercado secundario en la
gama diésel, con la devaluación de esas motorizaciones por exceso
de oferta y conlleva que el coste de las reparaciones de importancia
(distribución, inyección, embrague, …) se acercan peligrosamente
al coste residual del vehículo (cada vez más bajo por fecha y
exceso de oferta), y nuestro amigo Paco se plantea “Si lo cambio
ahora quizás aún me den algo de dinero por este coche y pueda
conseguir un vehículo con menos problemas, pero no pensaba invertir
mucho dinero ahora”.
Ahora es cuando entra el
siguiente problema, RENTING A PARTICULARES. Esta modalidad de uso de
vehículos siempre ha existido, pero estaba centrada en las empresas
pero para muchos particulares se está haciendo muy atractivo el
concepto de “Pago una cuota al mes (como el préstamo que tendría
si lo compro), pero no hago inversión inicial, no me preocupo de
nada (ni impuestos, ni revisión, ni seguro…), y cada 4 años tengo
coche nuevo”… ¿Por qué es un problema para la posventa? Porque
Paco ahora se plantea contratar un renting a cambio de su diésel de
8 años, ¿Qué significa realmente para nuestro sector? Un
propietario con un coche en edad de reparaciones, lo va a sacar del
circuito, y no lo va a cambiar por otro de segunda mano gasolina con
4 años que podría ser su idea original, lo sustituye por uno nuevo
en renting que sus revisiones y mantenimientos ya no dependen de él.
Aquí otro problema que
nace del anterior: LA PROPIEDAD DE LOS VEHÍCULOS. Tanto el renting
como el carsharing está cambiando la forma de entender la propiedad
y el uso de los vehículos. Paco financió su coche a 6 años,
terminó de pagarlo hace 2 pero ya tiene que comprarse otro por
circunstancias ajenas a él, ve que siempre está pagando coche… y
su hija que acaba de sacarse el carné dice “para que gastar dinero
en un coche si aquí en la ciudad puedo alquilar uno por
minutos/horas/días…”, con esta situación a medio plazo las
grandes empresas serán las que muevan el parque de vehículos y
ellos decidirán cuando reparar, donde, y a qué precio, dejando
fuera a los talleres y recambistas que no estén “homologados”
(como hacen desde hace años las compañías de seguros).
Y el último y más
importante motivo por el que el ritmo de coches en los talleres está
bajando: LA EDAD DEL PARQUE ACTUAL.
Los clientes potenciales
del mercado de la posventa independiente (fuera de red oficial) son
los vehículos entre 4 y 10 años de edad, con lo que a día de hoy
nos referimos a los vehículos vendidos entre el 2009 y el 2015. A
continuación, os dejo una gráfica con “La Gran W” (pero debajo
de esta no encontraremos ningún botín).
A esto le sumamos que el
parque de vehículos solo ha crecido en 2.000.000 desde el 2008, y
que la edad media ha crecido hasta los 12,3 años.
En conclusión, “pocos”
vehículos, muy viejos, con un valor residual bajo superior al de su
mantenimiento, o muy nuevos en propiedad de rentings o en el circuito
de las redes oficiales.
Y ¿Cuánto durará eso?
Pues la W tiene la respuesta.
La
parte buena es que como se puede ver, desde el 2015 subieron las
ventas, por lo que cuanto más avancemos en el tiempo, más vehículos
superiores a 4 años habrán y deberían volver a estabilizarse las
cifras de nuestros negocios.
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